Estamos en el primero de dos años de transición hasta que en el próximo 2023 se aplique la nueva PAC. En este período de transición tenemos una PAC con presupuesto nuevo, pero con reglas de juego viejas, si bien es cierto que este 2021 y en 2022, se realizará una aceleración en el proceso de convergencia, con el objetivo de que dos agricultores que realizan una actividad igual en la misma región reciban la misma cuantía de pago básico, que es la principal ayuda a la renta de los productores. El proceso de convergencia supone aproximar el importe del valor de los derechos individuales de pago básico dentro de cada región productiva, de forma que los que estén por debajo del valor regional se van ajustando al alza y los que están por encima se ajustan a la baja.
En el 2023 se aplicarán las nuevas reglas de juego de la reforma, en lo relativo a los derechos históricos, los techos y suelos de pagos, los ecoesquemas, incentivo a agricultores y ganaderos para que puedan aplicar en sus explotaciones, de forma voluntaria, métodos de producción más beneficiosos para el clima y el medioambiente y la definición de agricultor genuino, como perceptor de las ayudas.
Hemos pasado de una PAC creada para producir alimentos suficientes, a PAC orientada a producir alimentos suficientes, sanos y seguros y respetar el medio ambiente, siendo ese componente verde el que ha ido impregnando la política agraria, como condicionante para el cobro de las ayudas.